martes, 24 de enero de 2012

"Phan Ngu Lao". La zona mochilera de Ho Chi Minh. Nuestra llegada.

Después de investigar un poco el mapa de nuestra guía, nos dimos cuenta de la suerte que habíamos tenido, ya que el bus, nos había dejado en un parque que está justo un par de calles más arriba de la zona de los mochileros, aquí llamada Phan Ngu Lao.

Uno de los espectaculares edificios de Ho Chi Min en la noche.
Salimos caminando en dirección a esas calles y en poco tiempo comenzaron a sucederse ante nuestros ojos, los "chiringuitos" de "marcha" nocturna, centro de atracción para los turistas occidentales, típicos en toda Asia.
Unos pocos occidentales veinteañeros, (y de algunos que no lo son tanto), perdiendo tiempo y dinero, en unos cuantos locales bastante "cutres", con la estridente música técno a todo volumen, mientras una multitud de jóvenes locales, intentan sacar unas "migajas" de todo este "rollo".
A nosotros dos por lo menos, no nos gustó nada este ambiente, en el que detectamos cierto "tufillo sórdido", típico también en este tipo de zonas de las ciudades de los países asiáticos. Pero eso es porque ya, vamos "chirriando" a viejo, y hemos visto algunas cosas algo "más sofisticadas", por así decirlo, en otras partes del mundo, tipo Amsterdam.
Como de costumbre, dejar claro que ésto es solo una opinión muy personal.

En mitad de esa cuadra de calles, en pleno "meollo" mochilero, mientras buscábamos el hotelito que habíamos usmeado desde el Pc de Kaeo en Camboya, nos asaltó una señora, preguntándonos si buscábamos alojamiento.
Se presentó a si misma, como Madame Cuc, de la que habíamos leído algo en nuestra guía, de camino aquí.
Mari, cansada por el viaje y un tanto harta de que cada dos pasos nos pararan ofreciéndonos algo, confundiéndola con alguna vendedora de "chucherias", le hizo un pequeño desplante y siguió su camino, a lo que la señora respondió de malos modos, recriminándole cosas en su idioma, con mucha mala leche. A mi, me dio la risa, pero curiosamente la señora no se enfadó conmigo. A mi, me sonreía, pero luego se volvía en dirección a Mari y retomaba su retahíla de improperios.
Entonces, ya nos dio la risa a los dos, y casi nos "desternillamos", por lo que nos despedimos de la enfadada señora y seguimos buscando.

Calle Phan Ngu Lao en la mañana, donde nos dejó el bus de noche.

Cruzando la calle que sobrepasa la zona de mochileros, a pocos metros de ella, encontramos lo que buscábamos. El nombre del hotel en un cartel.
Por la fachada del edifico, parecía que dejaba claro la categoría del hotel.
Con la recepcionista, una joven y bajita vietnamita, tardamos un rato en poder entendernos, ya que su acento era casi incomprensible para nosotros, y viceversa.
Después de un ratito de risitas, nos mostró una habitación, que no estaba nada mal para lo que se adivinaba desde la calle, así que nos la quedamos.
Esa misma recepcionista, después de la necesaria ducha, se encargó de cambiarnos unos pocos Euros por Dongs para que pudiésemos salir en busca de cena.

Totalmente agotados, retornamos a la cercana zona de mochileros en busca de comida. Se nos antojó un poco complicado, ya que lo que abunda allí, a parte de los bares y terrazas en la calle, son agencias de excursiones y viajes, que algunas aún permanecían abiertas, y todo tipo de negocios dedicados al turismo.
El haber llegado a un nuevo país, sin haber investigado mucho o más bien nada, acerca de la comida, tampoco ayudó mucho, así que nos metimos en el primer restaurante con buena pinta que encontramos abierto y que a pesar de la hora, accedieron a atendernos.

Pedimos pasta al estilo italiano, y arroz con pollo, o eso ponía la carta.
Al poner los cubiertos en la mesa, los de Mari venían llenos de hormigas. El cuenco de arroz que nos pusieron, estaba lleno de mosquitos de color verde...pero había hambre, llevábamos todo el día con un paquete de galletas, así que eso eran minucias, y la comida nos supo a gloria.


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