miércoles, 11 de abril de 2012

El lago Hoan Kiem.

Panorámica del lago Hoan Kiem, con la torre de la Tortuga al fondo.
El Puente Huc, que cruza el Hoan Kiem hasta el templo Ngoc Son.

Situado en pleno centro del Barrio Antiguo, a tan sólo un par de calles de distancia de nuestro hotel, fue uno de esos contados lugares que me provocaron el, bautizado por Marijose para reírse de mi, "subidón eufórico".


Yo no se que fue, seguro que son tonterías interiores de cada uno, pero el vernos allí, en un lugar que nos había cautivado desde que lo veíamos por televisión en nuestros programas favoritos de la tele, tanto, que lo tuviésemos como objetivo prioritario en las cosas indispensables para ver en este viaje, haberlo alcanzado por nuestros propios medios, sin más ayuda que nuestro ingenio para hacernos entender y poder movernos por Asia, me emocionó, me llenó de orgullo y satisfacción...


Es en estos momentos, cuando Marijose aprovecha burlonamente para ponerme los pies en el suelo deciéndome: - ¡Pedro, no te pongas eufórico que te conozco! -

Ya sé que no somos los únicos, ni los primeros, ni los últimos, pero allí estábamos, una pareja de una pequeña isla del Océano Atlántico, encantados de poder ver y sentir la esencia de ese lugar con nuestros propios ojos.

El lago Hoam Kiem, tiene, como en todos los lugares de cierto renombre aquí en Asia, una leyenda (de cuentos infantiles) detrás. Aquí, según cuentan, una tortuga gigante dorada, le quitó de la mano la espada que había sido enviada del cielo al emperador Le Loi y que usó para expulsar a los chinos de Vietnam, desapareciendo en las aguas del lago para devolversela a los dioses...de ahí viene el nombre del lago, Hoan Kiem, que significa algo así como espada restituida.

  
Tras la entrada principal, compramos unos tickets para poder acceder al pequeño templo Ngoc Son, que esta en la isleta del norte del lago, que se accede a través del famoso Puente Huc, otro de los símbolos de Hanoi que teníamos que ver sí o sí.


Aunque el Puente Huc es más pequeño de lo que pensábamos, hubiese sido imperdonable no sentir su importancia como punto fundamental en la vida de los oriundos de Hanoi.


En esos días, en los que volveríamos a menudo por allí, pudimos contemplar numerosos eventos, como por ejemplo, las fotografías de bodas de muchas parejas de novios, con el Puente Huc de fondo, o simpáticas imágenes de lugareños haciendo sus ejercicios, y hasta una que yo me conozco, reventada por el calor y el agotador día de excursión por Hanoi, se dedicó a dormir la siesta...

Muchísimas parejas vienen a hacerse sus fotografías de boda con el Huc de fondo. 
Simpática imagen de los lugareños haciendo ejercicios en el Hoan Kiem, con el Ngoc Son al fondo.

¡Nunca te duermas al lado de alguien con una cámara en mano!

Cruzando el Puente Huc, dentro del pequeño templo de Ngoc Son, con fama de ser el templo más visitado de Hanoi, y seguramente lo sea debido a su estratéjica ubicación, pudimos disfrutar de las estampas cotidianas, sobre todo de personas mayores, reunidas y absortas en con sus juegos y entretenimientos.

Gente mayor, jugando a las damas chinas en el templo de Ngoc Son.

Nunca hemos entendido, cómo pueden pasarse horas en esta postura. ¡Parece que hasta descansan!


El templo Ngoc Son, contiene además, un ejemplar de tortuga disecada, enorme, que supuestamente es de la especie que habita o habitaba el lago Hoan Kiem, aunque hay gran controversia sobre el tema de que en esas contaminadas aguas hayan tortugas.
Se especula, con que de vez en cuando, la mano del hombre coloque allí algún ejemplar con el fin de mantener viva la leyenda. Es lo más probable, o por lo menos, creíble.

Torre de la tortuga, en un islote al sur del lago. Con luz diurna arriba, iluminada en la noche abajo.

Ese mismo primer día de exploración, ya anocheciendo, nos hicimos un largo pero agradable paseo, en busca de otro de los lagos más grandes y famosos de Hanoi, situado unas cuantas cuadras de calles más hacia sur, el lago Bau Mau, en el Parque de Lenin, donde habíamos leído que deberían haber cafés y restaurantes callejeros, pero esa zona no nos gustó en absoluto. Nos pareció una parte de la ciudad demasiado abandonada, muy descuidada y sucia.

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