jueves, 10 de mayo de 2012

Tam Coc. La versión interior de Halong. (1ª parte)


Con solo lo que habíamos dormido en el tren, ya que en las pocas horas que nos quedaban libres, nos entretuvimos arreglando algunas cositas desde el Internet, bajamos al hall para esperar allí a que nos viniesen a buscar para la excursión de hoy.



Aprovechamos al vendedor de la agencia para dejar reservado para mañana, un crucero por la famosa Bahía de Halong, otro de los enclaves, por los que habíamos venido exclusivamente a Vietnam.

La señora del hotel, se empeñó en invitarnos a desayunar.

No sabemos si el motivo era por la discusión del otro día, por que aparte de ese puntual tema siempre habíamos sido simpáticos con ellos, o simplemente por que con ésta, ya eran tres las excursiones que les comprábamos y cada vez que retornábamos a Hanoi, además, lo hacíamos volviendo a pasar noche en su hotel.


Sea como fuere, a medio desayuno, tuvimos que salir corriendo por que apareció en pequeño vietnamita de turno a buscarnos para acompañarnos hasta el microbús de hoy.

Para variar, otra paliza de guagua de más de dos horas a través de las tortuosas carreteras del país, hasta que llegamos a las puertas de la ciudad.

Hoy también eramos un grupo reducido de turistas para la excursión.
Recordamos a una pareja con la que ni interactuamos, un señor coreano muy simpático, dos señoras mayores americanas, y a otra pareja que vive en Australia, pero que luego descubriríamos que en realidad eran naturales de ¡Valencia!

Simón y Nuria, a quienes desde aquí les mandamos otro afectuoso saludo.

La excursión de Tam Coc, conocida también por la versión interior de Halong, consta de un remonte en barca a remos, de unos pocos kilómetros por el río Ngo Dong, que dura un poquito más de dos horas.


Habíamos leído que el paisaje era espectacular, pero que muchos turistas declinaban esta atracción turística por otra similar conocida como la Pagoda del Perfume, por culpa de las técnicas extremadamente agresivas hacia los turistas.
Mucho de cierto hay, pero será que en particular yo, que iba mentalizado, "con el cuchillo entre los dientes", que no me pareció mucho más que por ejemplo, que en Hanoi con sus pequeños, pero constantes timos a los turistas.

El comienzo de la excursión, no fue directamente en el embarcadero, sino a unos kilómetros, en una extensa zona cementada, donde hay unos templos y pagodas de "no sabemos ya a que época y de qué emperadores".

No estamos nada seguros, pero por lo que hemos indagado después, creemos que se trataba de la localidad de Hoan Lu.


Una de las anécdotas aquí, a parte de descubrir que teníamos compatriotas en el grupo, fue un nutrido grupo de jóvenes de turistas chinos, que nada más verme, corrieron a fotografiarse todos conmigo.
Seguimos tratando de averiguar qué es lo que les atrae de mi a los chinos...


Una cosa que no hemos comentado aún, y ya casi que lo estamos acabando, es que por todas partes, sobre todo en el norte de Vietnam, vimos, como la gente, pone a secar el grano de arroz en cualquier superficie, ya puede ser en la entrada de su propia casa, o en el asfalto de la carretera pública, da igual, no hay problema. La gente es tan respetuosa con ello, que tanto peatones, motocicletas, coches, autobuses o camiones, esquivan esas capas de arroz allí "abandonadas".

Después de un recorrido y unas explicaciones a las que no hicimos mucho caso ninguno de los cuatro españoles, enfrascados en nuestras conversaciones "nacionales", volvimos al microbús, donde esta vez sí, nos dirigimos al embarcadero donde tomaríamos el bote, para remontar aquellas formaciones montañosas de origen kárstico, muy  parecidas a las que vimos en Yangshuo, al sur de China, que se observaban a todo nuestro alrededor.


La zona donde tomamos el bote para navegar a remo el lago, es un auténtico disparate.
Cientos de botes se agolpan desordenadamente, montando un ajetreo tremendo en busca de repartirse a los turistas, aunque en el fondo, a su manera, tienen establecido un cierto orden para llevarlo a cabo.


A nosotros dos, nos tocó en gracia un bote con una señora y su hija de remeras, ocurriéndonos con ellas, cosas casi calcadas a lo que se describe en las guías de viaje.


Eso no quita para que guardemos un grato recuerdo, tanto de ellas dos, como de nuestra experiencia al hacer esta excursión.


Tam Coc, significa algo así como tres cuevas, y remontar el río para pasar bajo ellas, es justo en lo que consiste esta excursión.


Los remeros, remeras en nuestro caso, van ascendiendo lentamente a través del río que avanza entre las impresionantes montañas de piedra caliza llenas de verde y abundante vegetación, hasta que nos encontramos con tres cuevas, que atraviesan tres de las enormes estructuras de roca que conforman el espectacular paisaje.


Por el camino, se disfruta una evocadora vista, que justo también como se menciona en las guías de viaje, se acaba cuando se pasa la última de las tres cueva, donde un centenar de vendedores esperan a los botes de turistas para abasallarlos y agobiarlos de una manera totalmente abusiva.


La "cara de perro" que les puse a todos ellos, unido a la "táctica de nuestras remeras" de pasar lo más desapercibidas posible, para en el viaje de vuelta, intentar endosarnos ellas sus mercaderías, hicieron que por lo menos para nosotros dos, ese rato no fuese tan desagradable, a pesar de la tensión del momento.
Pero avisamos, efectivamente, se pasan tres pueblos atacando a los turistas.




Vimos hasta como consiguieron poner histérico a más de un turista que intentaba quitarse a aquellos "pelmazos" de encima, que no se cortaban a la hora de tocar, agarrar, ni de hablar en mal tono y con peor cara.


En el trayecto de vuelta, como es exactamente el mismo por el que nos trajeron, las señoras aminoraron la marcha de los remos, y la madre, sacó de no sabemos donde, sus bolsas con infinidad de cosas para intentar vendernoslas.


La verdad, es que cuando uno observa a Marijose sacar a relucir "su técnica de regateo", ya sea en Túnez, Turquía, Egipto, México, China, u otros países por los que hemos viajado, se pasa un buen rato.
Todo lo contrario pasa conmigo. No se sabe quién acaba de más mal humor, si el vendedor o yo mismo.


Al terminar el paseo, después de endosarnos unas camisetas que Mari siempre colecciona para los sobrinitos, a buen precio para nosotros pero dejando contenta a la señora, que si no tenía de la talla que Mari le solicitaba, enseguida la conseguía parando a otro barquero/a (suponemos que algún pariente suyo), quién se la "prestaba", nos reunimos con el grupo que nos esperaba para almorzar en un restaurante próximo preparado para "guiris", de aquella caótica localidad, mezcla terrible y fatídica entre aspectos rurales y el progreso del turismo.


Nos dio tiempo también de pasear tranquilamente un buen rato en compañia de nuestros compatriotas Simón y Nuria por los alrededores de la ciudad y del río, rato que aprovechamos junto al trayecto de vuelta a Hanoi en el microbús, para conocernos un poquito y dar a conocer nuestros respectivos puntos de vista sobre la vida en general.


A la vuelta, ya en Hanoi, chequeamos desde el computador de nuestra habitación, las posibilidades que ofrecía en clima por toda Asia, estudiando posibilidades desde Hong Kong, hasta Indonesia, dado que la terrible situación en Tailandia, con inundaciones y muertos por todo el país, hacia imposible que completáramos nuestra ruta por el sudeste asiático como la habíamos trazado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...